​

​

¿Me queres conocer un poquito mas en profundidad?

Acá te comparto un breve resumen de mi historia:

​

1. Raíces: mi infancia y el origen de la complaciente

Nací y crecí en Marcos Paz, en una ciudad pequeña de la provincia de Buenos Aires. Mis padres eran muy jóvenes cuando nací, y a mis cuatro años se separaron en medio de un contexto de violencia. Desde muy chica aprendí lo que era sobrevivir desconectándome de mi cuerpo: la disociación, la complacencia, el silencio del dolor.

Viví principalmente con mi mamá y mi hermana, en medio de la depresión y dificultades psiquiátricas de ella. No siempre había espacio para sentirme vista o sostenida, pero sí había algo que me daba refugio: el movimiento. La danza, la gimnasia, el juego fueron mi vía de expresión, mi salvavidas.

Juventud: entre la exigencia y el dolor

De adolescente decidí dedicarme de lleno al arte. Me formé como actriz, bailarina y acróbata. Había pasión, pero también muchísima exigencia. Buscaba ser la mejor, destacarme, alcanzar el éxito para ser vista y eso me desconectaba de lo importante.

En paralelo, en lo íntimo, atravesaba vínculos que me llevaron a desconectarme todavía más. Aparecio la autolesión, la obsesión con la imagen y el peso, el llanto en soledad, la sensación de no poder contar con nadie, la violencia de genero. El feminismo fue una primera puerta, pero los excesos y el dolor no procesado seguían presentes. El abuso, el alcohol, la hiperexigencia: todo era hacer para no sentir.

La pandemia fue un quiebre. El perfeccionismo, la sensación de no ser suficiente, el vacío, el sentirme perdida se volvio insoportable. Pero ahí también apareció una semilla: la astrología, el movimiento y la danza como refugio. Tambien conoci a quien es hoy el amor de mi vida y con quien inicio un profundo proceso de reparacion vincular. Todo cambio al ir a retiro de danza en la montaña y sentir  muy claro el llamado: “quiero acompañar a otros a reconectar con su cuerpo”. Aunque ya saba clases de movimiento y flexibilidad, mi alma sabia que habia mucho muuucho mas por descubrir.

El camino de transformación

No sabía aún qué forma tomaría ese llamado. Pero rapidamente el camino fue apareciendo. Me formé como coach somática y terapeuta corporal bioenergética, profundicé en astrología y ahora en tantra. Empece a explorar formas propias de vincularme, fuera de los moldes tradicionales, y empece a buscar y validar lo que se sentia bien para mi, no lo que debia ser.

Trabajar con el cuerpo me ayudó a reconocer que lo que más temía era ser vista. Temía que los demás vieran lo que yo creía que estaba mal en mí. El trabajo con el trauma, el sistema nervioso y la compasión fueron clave. Recuperé mi enojo, mi capacidad de poner límites, de sentir mis emociones sin miedo a “volverme loca” como mi mamá. Aprendí a descansar sin sentirme depresiva, a accionar desde el corazón y no desde la exigencia, a mostrarme vulnerable y potente, pedir ayuda y crear vinculos sinceros, basados en la comunicacion, donde todas mis partes sean bienvenidas.

Hoy: Cuerpa Alquimia y el llamado a otras

Hoy acompaño a mujeres a habitar sus cuerpos, a soltar la rigidez y el desamparo, a reconocerse en su potencia. A transformar la fuerza que las trajo hasta acá en la fuerza que ahora las ayude a crear la vida que desean.

Creo espacios para sentirnos vistas, validadas, bienvenidas con todo lo que somos. Desde la astrología, el cuerpo, la danza...

Sé lo que es sentirse atrapada en la desregulación, en la complacencia, en el no ser suficiente. Y también sé lo que es atravesar el pozo y llegar a un lugar de sentido, de potencia y de verdad encarnada. Ese es el corazón de mi trabajo: acompañar a otras a ApareSER.

​​​